Nada en esta vida es ajeno a las leyes de la energía. Aunque miramos con los ojos, es nuestra mente quien ve. Distintas personas pueden estar viendo la misma escena y cada una ver algo diferente. ¿Por qué?
Porque más que ver la realidad tal y como es, tendemos a ver lo que deseamos y también lo que tememos. Por esto hay tantas decepciones y desengaños en las relaciones. No es que los demás nos engañen, es que nos engañamos nosotros por no querer ver las cosas y las personas tal y como son sino como nos gustaría que fuesen.
Si conoces alguien que tiene algo parecido a lo que deseas, tenderás a ver tu propio deseo y si tiene algo parecido a lo que temes, tenderás a ver lo que temes.
Es lo que le sucede a quien busca un diamante en el Bosque de la Vida. Se acercará a todo lo que brille, a todo lo que resplandezca bajo la luz del sol, creyendo que es el diamante que busca, hasta que al acercarse, se da cuenta que no lo es.
Lo mismo que le sucede a quien afanosamente busca el amor, se acercará a todo aquel que se parezca a lo que desea y le brinde una sonrisa, creyendo que es el diamante del amor, hasta que al acercarse, se da cuenta que no lo es.
Te enamoras de alguien porque crees que te dará lo que necesitas. Te desenamoras cuando te das cuenta que no es así y como te sientes defraudado se acaba tu amor.
En todo este baile de intereses y emociones ¿Dónde está la realidad del amor?
Amas a tu pareja si es como tú esperas, dejas de amarla si no lo es porque más que buscar el amor, buscamos que alguien satisfaga nuestras necesidades y cuantas más necesidades tengas de los demás, menos encontrarás el amor porque tantas carencias significa que no te amas, que no sabes darte lo que necesitas y…
Si tú no te amas ¿Crees que alguien podrá darte el amor que no te das?
Los fracasos, separaciones y luchas que se dan en la mayoría de las parejas tienen que ver con esta realidad. Crees que el otro se acerca a ti porque te ama pero la mayoría de las veces no es así, se acerca porque necesita algo de ti.
Si se lo das estupendo, si no se lo das, entonces dejará de amarte pero eso no es actuar desde el amor sino desde la necesidad y las carencias.
Esto es tan natural como habitual en las relaciones porque todos buscan desde su necesidad. Podrías comprenderlo y no te supondría ningún problema si estuvieses en la realidad y no te engañases esperando que el otro sea como tú quieres, en vez de verlo y aceptarlo tal y como es.
Raramente el otro te engaña, lo normal es que te engañes tú.
La mayoría de las personas están ciegos porque no puede ver más allá de sí mismos y por lo tanto no pueden ver al otro tal y como es. Esto es un problema porque entonces no pueden protegerse pero si tú estás en la realidad, si estás presente y eres consciente, podrás ver a los demás tal y como son, evitando desengaños y confusiones.
Tendrás ventaja porque el otro estará desnudo para ti, podrás verlo tal y como es para decidir y sentir desde la realidad y no desde tus ilusiones, qué es lo que quieres y te conviene.
El camino del Tantra es el camino de la conciencia, del darse cuenta y cuando llevas la conciencia a tus relaciones y estás presente, te das cuenta de la realidad de cada persona para poder decidir.
Si estás en la verdad y eres consciente, cada relación que estableces te ayuda a crecer, te aporta un conocimiento, una experiencia más de ti mismo, de la vida y de los demás.
Es como el que busca el diamante del amor en el Bosque de la Vida. Cuando descubre que eso que brilla no es lo que busca, puede quedarse con su decepción y sentirse frustrado o darse cuenta que en la Vida hay muchas más cosas que también brillan y merecen la pena, aunque no sean exactamente lo que quiere; así el camino siempre será enriquecedor porque habrá descubierto cosas que ni esperaba y cada experiencia le habrá hecho aprender y crecer.
Su caminar no se limita a lo que busca sino que se abre a lo que le puede aportar aquello que encuentra, así en vez de limitarse, enriquece su vida.
Así, cada relación te hace más grande, amplia el conocimiento que tienes de ti mismo y de los demás, te da más experiencia, más sabiduría y te hace crecer.
Todas las relaciones son entonces mágicas y tienen sentido porque cuando sufres te das cuenta del por qué has sufrido para no volver a sufrir.
Cuando gozas, te das cuenta de que sólo ha bastado que te permitas gozar.
Así vas creciendo, vas avanzando, descubriendo cosas de ti y del otro, hasta que al final descubres que el diamante del amor que buscas, llevaba todo el tiempo dentro de ti.
No puedes amar sin amarte
No puedes amarte sin amar
El amor es siempre armonía
Esa es su gran sabiduría.
No puedes dar hasta vaciarte
porque entonces dejarás de dar
Ni tampoco puedes tomar sin darte
porque se vaciarán los demás
y ya no podrás tomar.
Nada en esta vida es ajeno
a las leyes de la energía
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